“No existen más que dos reglas para escribir: tener algo que decir y decirlo”
Óscar Wilde
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Quiero comenzar este artículo con la idea que nos proporciona el recordado Óscar Wilde, pues, ¿acaso existe alguien en el mundo que no tenga algo que decir?, partiendo de esta idea comienzo esta reflexión.
Preguntémonos, qué pasa con las personas que por diversas situaciones están encerradas dentro de su propio mundo, aquellas a quienes las palabras parecen haberles abandonado a su suerte, por lo que se ven obligadas a disponer de otros medios para comunicar sus ideas y hacer entender su sentir, decir e interioridad.
Me refiero a las miles de personas que presentan una condición neurológica o de salud singularizante, pero que al igual que nosotros, tienen el derecho a decir aquello que requieran y expresarlo; no solamente en el plano práctico de la vida cotidiana, sino también en el plano de las artes y la narrativa. Para darnos una idea, estas personas pueden ser aquellas ubicadas dentro del espectro autista, con daño neurológico leve, moderado o severo, con síndrome de enclaustramiento y otras neurodivergencias que se manifiestan en el mundo.
Para el mundo de la neurotipicidad existe una forma clara de acceder a las habilidades lectoras y escriturales. La escuela ha definido diversas estructuras y metodologías para la enseñanza de estas artes (la escritura y la lectura), en donde el individuo debe poseer unas funciones ejecutivas típicas básicas, con las cuales éste pueda enfrentar la compleja tarea de la adquisición del lenguaje y su expresión a través de la oralidad, la escritura y otras manifestaciones corporales comunicativas.
Estas estructuras y metodologías parten de la idea establecida, de unas capacidades cognitivas previas, sin embargo, ¿qué pasa con aquellos estudiantes que no poseen estas estructuras típicas desde el punto de vista neurocognitivo? ¿A través de cuáles medios se puede facilitar para ellos y ellas el desarrollo de sus habilidades comunicativas, de lectura y escritura? ¿Cómo, quienes nos encontramos con mayores ventajas comunicativas, contribuimos para que aquellos con menos ventajas en su autoexpresión lingüística, puedan manifestar su sentir y mundo interior en los distintos planos que nos permite la escritura, la oralidad y la comunicación?
Como bien dice Óscar Wilde, para escribir hay que tener algo que decir y todos los humanos tenemos algo que decir y manifestar, también nuestros niños y niñas, jóvenes y adultos en las circunstancias antes descritas. Aquellos, que como bien indico, poseemos mayores ventajas en el plano comunicativo, tenemos el deber y la responsabilidad de allanar el camino para el diseño de nuevas miradas dentro de la cultura letrada, entendiendo que el mundo es una gran polifonía, en donde las demandas actuales reclaman una verdadera cultura dialógica con lo diverso; es hora de entender esos lugares abandonados debido a la creencia del dominio del más apto y facilitar la comunicación entre distintos sistemas-mundo.
El espacio conocido de las letras, la escritura, la lectura y su aprendizaje, ya no se puede entender y abordar desde la tradición canónica escolar establecida en las narrativas pedagógicas. Las Nuevas Tecnologías (TIC) y la Inteligencia Artificial (IA), avanzan, incluso ofreciendo a los investigadores, nuevas formas de entender a la mente humana. El campo tecnológico está abriendo a las neurociencias, nuevas posibilidades en cuanto a la comprensión y profundización de las formas en las que operan las redes neuronales en la adquisición de las habilidades del pensamiento, la lectura y la escritura, muestra de ello, es el estudio desarrollado por la Universidad de Austin-Texas, en donde un sistema de IA interpreta y reconstruye pensamientos humanos.
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Se debe destacar también, que, en los espacios más elementales del acceso tecnológico: el libro digital, la escritura en ordenadores y la lectura a través de pantallas, siguen incorporándose como hábitos en la sociedad actual, incluso, en países en vías de desarrollo y con mayor depresión económica, cada vez más se va masificando el uso de nuevas tecnologías, por lo cual, es previsible que en un futuro no muy lejano, el uso de ordenadores, teléfonos inteligentes, Tablet y otros dispositivos se haya universalizado; no es menor el dato que indica que el 67% de personas en el mundo tienen un celular y este es un porcentaje que supera el de acceso a electricidad y agua en el mundo.
Partiendo de esta masificación y universalización de las TIC, países como Finlandia, han tomado la decisión de sacar del pensum académico la enseñanza de la escritura manuscrita e incorporar la enseñanza de la escritura en el ordenador, no quiero entrar ahora en la discusión acerca de la pertinencia o no de esta medida, soy de las que cree que la enseñanza de la letra manuscrita trae un sinfín de beneficios en el plano cognitivo, pero al parecer, aquellos que aprendimos a escribir a mano alzada, seremos los baluartes de un saber ancestral que en algunos años más irá desapareciendo. Solo debo destacar que de algún modo, estas miradas acerca de la escritura abren puertas para aquellos que no tienen las mismas ventajas cognitivas o bien, presentan neurodivergencias, pues, ya no se verán obligados a aprender desde una dinámica pensada para los neurotípicos y el acceso a las TIC y a las IA, facilitarán nuevas formas de expresión de aquello que muchas personas llevan dentro y no han podido comunicar, lo que ha hecho que el resto (neurotípico) se pierda de un mundo rico y lleno de nuevas miradas y formas de ver la realidad.
Creo que ya me tomé muchas líneas y no quiero agotar al lector, sin embargo, en próximas entregas quiero profundizar más en el tema de la cultura letrada y la literacidad crítica, pues, en este nuevo marco que nos abre las TIC y las IA para que todos podamos decir eso que tenemos que decir, existe una tensionalidad crítica entre la representación de la imagen y la explicación o descripción de la misma en su correlato verbal.
De cara a nuevas formas de abordar la cultura lectora y la escritura misma, en el marco de la neurodivergencia, será necesario plantear la importancia de una apertura a nuevas formas de representación de la imagen y como ésta es un apoyo indispensable en los procesos de lectura, tanto desde una mirada tradicional, como desde una mirada alternativa y performativa. Creo que las ideas: lectura y escritura, se avizoran mucho más amplias de lo que reconocemos hoy en el ideario colectivo; no solo escribimos y leemos a través de las letras y su configuración en palabras, lo hacemos también a través de las imágenes, de hecho, la imagen es necesaria para la lectura, y la idea o concepto es necesaria para la escritura. A partir de lo enunciado, emergería de un sintagma interesante, cual es la ‘alfabetización visual’ y ésta puede plantearse desde diversas perspectivas, según la expresión neurológica en el individuo, no solo desde la noción tradicional de la visualidad, pero este es otro tema y es necesario darle un buen espacio de líneas y reflexión.
Lo más importante que se quiere dejar como mensaje hoy es que: todos y todas tenemos algo que decir, por lo cual, tenemos también el derecho a expresarlo, a escribirlo y a manifestarlo utilizando los medios necesarios para que ello sea posible; esto incluye a todas las personas que hasta ahora no entran en los criterios de la cultura letrada debido a sus neurodivergencias y de las cuales seguimos desconociendo todavía su mundo interno, debemos entonces desarrollar las herramientas para que su mundo y el nuestro puedan dialogar.
Por: Clargina Monsalve.
Asociación Civil El Aula de los Sueños y Serendipia Consulting Group. 2023.
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